23 de diciembre de 2017

Temas Tabú IV

Expondré los últimos dos puntos de este tema (Después de dos años de la última entrega, disculpen la demora):

Los pecados de los hombres de Dios
¡El pastor cayó en pecado! - se escucha muchas veces esa voz sorprendida cuando un dirigente cristiano ha cometido una falta grave. En la Biblia es normal ver como es expuesto el pecado de los hombres de Dios para que no los idolatremos y para que recordemos que sólo un hombre no pecó: Jesucristo.

Veamos algunos ejemplos en el Antiguo Testamento
Adán: Comió el fruto prohibido y le echó la culpa a la esposa
Noé: Se emborrachó
Abraham: Mintió sobre su esposa y se rió de lo que Dios dijo
Jacob: Un mentiroso, tramposo, deshonesto...
Moisés: Asesinó un hombre y se casó con una mujer que no era del pueblo de Dios
David: Adulteró, asesinó, mintió,...
Salomón: Tuvo trescientas esposas y setecientas concubinas y por ellas hasta construyó altares y templos para ídolos.

Ejemplos en el Nuevo Testamento
Juan el Bautista: Dudó de Cristo después de haber visto al Espíritu descender sobre Él en forma corporal de paloma
Pedro: Negó a Jesús tres veces y hasta maldiciéndole, actuó hipócritamente con los judíos acerca de los gentiles
Discípulos: Abandonaron a Jesús y tenían la mirada en lo terrenal, siempre discutían quién era el mayor.
Pablo: afirmó que seguía pecando, que había una "ley en mis miembros" que le hacían pecar

Y el punto es que la Biblia es clara refiriéndose a todos los descendientes de Adán: "No hay justo, ni siquiera uno" (Romanos 3:10) y estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Ser hijos de Dios no nos excluye del pecado y no significa que ya somos perfectos en el sentido que no cometemos errores. Ser hijos de Dios es una condición que produce el Espíritu Santo cuando nos da un nuevo nacimiento y obtenemos una nueva naturaleza con la cual aunque pecamos, nuestro deseo es agradar a Dios y repudiar el pecado.

Finalmente, cada uno de estos personajes fueron aprobados por Dios por arrepentirse de sus errores y procurar ser fieles. Esto no nos excusa de pecar, pero debemos reconocer que lo hacemos.


Diablo y demonios
La Biblia los menciona lo suficiente como para que sepamos que existen estos seres de las tinieblas y nos muestra cómo actúan. He escuchado, en especial a católicos decir "el innombrable" y "no lo pronuncies porque los llamas". Pero, quién sí ha leído la Biblia y tiene a Cristo sabe que no hay nada que temer y que no tienen más poder del que Dios les permite.

Hay dos aspectos sobre Lucifer y sus secuaces que quiero resaltar. En primer lugar, aun ellos le sirven a Dios, pues, por decirlo de una manera, hacen el trabajo sucio, sin embargo ellos están limitados a lo que Dios determina. En segundo lugar no se les debe atribuir más ni menos poder del que realmente poseen.

De esta serie de artículos podemos recoger la siguiente idea general: Los temas que tenemos en la sociedad (latinoamericana) y tratamos como tabúes no se reflejan así en la Biblia. La Palabra de Dios, en cambio, es franca, completa, sincera, pero respetuosa, decorosa, decente. aprendamos de ella y nos vendrá bien.

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