21 de diciembre de 2010

¿Una iglesia Dividida? Todos mienten

Les cuento que cuando hay problemas de división en una iglesia (y valla que los hay, la Biblia alerta en diversas ocasiones acerca de ello y ya he pasado por varias experiencias) las personas que aman a Dios sienten como su "espacio de seguridad" se derrumba. Al principio del problema, todos proclaman la unidad,  pero esa señora no vuelve a la congregación en la mayoría de los casos. La iglesia se separa en bandos y las ovejas del redil se hayan envueltas en un dilema de saber cual bando está dando pasto y cual está dando paja.

Cuando te encuentres en una encrucijada en la que hay dos o más bandos peleándose, te darás cuenta que no es fácil tomar decisiones: ambos bandos te dirán que no están peleando y los demás si, contarán versiones de los hechos distintas, te hablarán con mucha "sinceridad" (eso es lo que percibes), te dirán "yo no estoy aquí para convencer a nadie", "busca la voluntad de Dios para que te des cuenta", "el Señor me dijo aquello", dirán que ahora están orando más y que "desean la unidad del Cuerpo de Cristo pero el otro bando no".

¿A quién le crees? No tienes respuesta... Y a menos que recibas una revelación divina rápidamente, lo único que puedes hacer es esperar. Bajo estas circunstancias, esperar no significa sentarse de brazos cruzados, más bien implica tres acciones:

La primera es orar (Filipenses 4.6). Pídele al Señor dirección, mantente en constante comunicación con Él. Escudriña su palabra, evita dejarte llevar por tus anhelos y emociones (alguno de los bandos se centrarán en hablar de amor, perdón, unidad dirán cosas emocionalmente atrayentes o grandes ofertas de posiciones, adulaciones, etc, pero no necesariamente bajo los conceptos bíblicos, OJO con esto...)

En segundo lugar: nunca apoyes ningún pecado. La única causa de división de la iglesia es la falta de arrepentimiento. El pecado produce el desacuerdo entre quienes quieren que la iglesia esté limpia del pecado pero cuando el que pecó no reconoce, entonces viene la división. Dios repudia tajantemente el pecado, si quieres estar del lado de Dios no apoyes el pecado. Hay acciones que son pecado pero parecen justas. Por muy "justo" que parezca una acción no la apoyes si es pecado, por ejemplo: El pastor jaló por la corbata al tesorero y lo sacó de la iglesia con una patada porque el tesorero era un ladrón, se lo merecía, bien hecho. La acción del pastor en este caso parece justa pero ¿Dios lo aprueba realmente? ¿Hizo lo mismo Jesús por Judas, el tesorero por ladrón y traicionero? ¿Sacó asi a Pedro por negarlo tres veces?

La tercera es asumir que todos mienten, si, suena a "Dr House", pero es lo mejor que puedes asumir: todos mienten hasta que te convenzas de lo contrario (ojo: no acuses a nadie de mentiroso, solamente asúmelo) ¿Por qué asumir que todos mienten? Si asumes que todos dicen la verdad, te equivocarás constantemente e irás de un lugar a otro desorientadamente porque la verdad es una sola, no dos,  ni tres. Si asumes que unos mienten y otros dicen la verdad ya te estás colocando de un lado de los bandos sin saber si estás en lo correcto. Pero si asumes que ambos mienten, serás más imparcial porque de allí en adelante tendrás que averiguar en qué cosas mienten. Claro, cuando se dan estas situaciones muchos no mienten por mentir, sino más bien por mal entendidos pero lo correcto es no dejarse arrastrar por comentarios que distorcionen u oculten la verdad.

Dios quiera no pases por esto y recibas la revelación divina de la verdad porque no es tan sencillo como te lo escribo, manténte en comunión con Dios...

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